El cumpleaños

No sé si os he contado que soy profesora. Y este año estoy enseñando en una escuela de adultos. Mis alumnas tienen entre 55 y 90 años. Y son encantadoras. Mostrando interés por aprender nuevas cosas.
Esta semana hemos celebrado el cumpleaños de una de ellas, 75 años, y está estupenda. Nos trajo zumos y una torta de Santiago, que estaba buenísima, y entre dictado y actividad merendamos.
Pues bien, al mismo tiempo en la guardería de mi hija, una compañera suya de dos añitos también celebró el suyo. ¡Qué casualidad! Este año toco los dos extremos.  Porque entre medias, ya hemos dejado de celebrarlo ya que cuando uno pasa la mayoría de edad, normalmente ya no lo festeja,  sólo se hace en familia.
¿Y por qué?  Me pregunto. Al principio porque acabas de nacer y todos los años que cumples para tu familia son importante y cuando te haces viejo porque la cuenta es al revés...

Mi consejo es, que sigamos celebrando el cumpleaños. Que un día llegues al trabajo con una tartita, o unas pastas y digas, porque es ¡ mi cumpleaños!